#navbar-iframe { height:0px; display:none; visibility:hidden; }

Leer y escuchar

Bando Nº 1 (Los dictadores, Eduardo Carrasco)





Prohibido es ahora a toda golondrina
circular en los sueños que dictan estos versos.
Voy a lanzar al viento enfáticos llamados
para que me dispense de todos los trigales
y pido que mis labios se alejen de la vida
y que la muerte sola se cuelgue en mi palabra.

Voy a cerrar canciones, clausurar los violines
y hacer de las guitarras cuchillos indomables.
Haré de los poetas un batallón armado
que restituya en versos la justicia perdida.
La voz será la hoja de un acero violento
hendido en la garganta de todos los culpables.

Voy a hacer de mis rimas vidrios vertiginosos
que desgarren los ojos de los no castigados.
Voy a juntar los signos de todas sus crueldades
y verter en sus bocas la náusea de sus víctimas.
Voy a extraer el verbo de sus hocicos muertos
y hacer de sus palabras un vómito amarillo.

Voy a sentar el alma en un palco de ensueños
para que no me inquiete cuando clavo las uñas.
Voy a clavar mis uñas en todas sus ideas
dejando en sus despojos manchas de poesía.
Voy a hacer uniformes con los gritos de auxilio
y vestirlos de miedo junto a sus escritorios.

Del aire he de quitarles su transparencia viva
para que sólo sigan respirando conciencia.
Voy a armarme de rabia para abolir rabiando
todo lo que han tocado, todo lo que han amado.
Voy a clavar sus manos a la cruz del obrero
y colgaré en sus cuellos toda la cesantía.

Voy a partir a Washington y pedirle a la CIA
que me enseñe torturas todavía escondidas.
Voy a ponerles bombas en cada sustantivo
y coser en sus lenguas un cálculo podrido.
Voy a seguir gritando sobre sus ataúdes
los nombres de patriotas jamás aparecidos.

Voy a hacerlos marxistas, socialcomunistas
y a fijarlos a un cepo mirando su pasado.
Voy a encerrarlos dentro de una Iágrima viva
a asfixiarlos en duelos y dolores de viudas.
Voy a cerrar sus bocas con una sinfonía
y clavaré en sus ojos un cuadro de Picasso.

Voy a entregar de noche mensajes clandestinos
cuando su sepultura sea un hecho olvidado.
Voy a hacer del silencio una cárcel del pueblo
voy a cortar sus manos a golpes de guitarra.
Voy a armar regimientos de Allendes y Nerudas
y escupiremos odas sobre sus cementerios.

Y entonces, sólo entonces, cuando sean borrados
cuando nadie recuerde el odio de sus nombres
y entre manos aladas volvamos a encontrarnos
desde las trizaduras de esta historia enlutada
sobre la sangre entera vertida de mi tierra
volarán golondrinas, trigales y poemas.

Poema al Che de Nicolás Guillén

Poema en audio: Che Comandante de Nicolás Guillén por Nicolás Guillén


Che Comandante


No porque hayas caído
tu luz es menos alta.
Un caballo de fuego
sostiene tu escultura guerrillera
entre el viento y las nubes de la Sierra.
No por callado eres silencio.
Y no porque te quemen,
porque te disimulen bajo tierra,
porque te escondan
en cementerios, bosques, páramos,
van a impedir que te encontremos,
Che Comandante,
amigo.

Con sus dientes de júbilo
Norteamérica ríe. Mas de pronto
revuélvese en su lecho
de dólares. Se le cuaja
la risa en una máscara,
y tu gran cuerpo de metal
sube, se disemina
en las guerrillas como tábanos,
y tu ancho nombre herido por soldados
ilumina la noche americana
como una estrella súbita, caída
en medio de una orgía.
Tú lo sabías, Guevara,
pero no lo dijiste por modestia,
por no hablar de ti mismo,
Che Comandante,
amigo.

Estás en todas partes. En el indio
hecho de sueño y cobre. Y en el negro
revuelto en espumosa muchedumbre,
y en el ser petrolero y salitrero,
y en el terrible desamparo
de la banana, y en la gran pampa de las pieles,
y en el azúcar y en la sal y en los cafetos,
tú, móvil estatua de tu sangre como te derribaron,
vivo, como no te querían,
Che Comandante,
amigo.

Cuba te sabe de memoria. Rostro
de barbas que clarean. Y marfil
y aceituna en la piel de santo joven.
Firme la voz que ordena sin mandar,
que manda compañera, ordena amiga,
tierna y dura de jefe camarada.
Te vemos cada día ministro,
cada día soldado, cada día
gente llana y difícil
cada día.
Y puro como un niño
o como un hombre puro,
Che Comandante,
amigo.

Pasas en tu descolorido, roto, agujereado traje de campaña.
El de la selva, como antes
fue el de la Sierra. Semidesnudo
el poderoso pecho de fusil y palabra,
de ardiente vendaval y lenta rosa.
No hay descanso.
¡Salud, Guevara!
O mejor todavía desde el hondón americano:
Espéranos. Partiremos contigo. Queremos
morir para vivir como tú has muerto,
para vivir como tú vives,
Che Comandante,
amigo.


NICOLÁS GUILLÉN

               ªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªª----------------ªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªª
Poema en audio: No te salves de Mario Benedetti por Mario Benedetti


No te salves


No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves

no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios


no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo

y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas

entonces
no te quedes conmigo.

Al perderte yo a ti  Ernesto Cardenal
Poema en audio: Al perderte yo a ti de Ernesto Cardenal por Ernesto Cardenal



Al perderte yo a ti



Al perderte yo a ti tú y yo hemos perdido:

yo porque tú eras lo que yo más amaba

y tú porque yo era el que te amaba más.

Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo:

porque yo podré amar a otras como te amaba a ti

pero a ti no te amarán como te amaba yo





























Reflexiona

Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar, indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y esa, sólo esa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas

Pablo Neruda