De redes y otras yerbas

             Cuando la flamante ministra vocera de gobierno informó a la prensa que, preocupados por el sentir ciudadano, el gobierno iba a escudriñar las redes sociales, como para estar en sintonía con lo que la ciudadanía exponía como sus preocupaciones más acuciantes, se instaló nuevamente la duda en mi cerebro. Para algunos esto puede ser sólo un reflejo condicionado y que mi inveterada costumbre de desconfiar de todo lo que el gobierno muestra, una vez más me hace instalar esta barrera de escepticismo. y no puedo dejar de expresarlo porque esta iniciativa me huele más una estrategia que busca reprimir más que a escuchar a la gente. Para todos quienes postean en Facebook o Twitter creo que el mensaje es -¡cuidado!, recuerda que con tu IP podemos localizarte rápidamente y por lo tanto tus comentarios puestos en estas plataformas sociales no pueden parecer incitaciones a la desobediencia o ser una apología de la violencia pues en ese caso el gobierno tendrá que llamarte la atención. La masividad con que se usan estas redes y la insospechada capacidad de aunar personas me hace recoradar el tiempo en que no existía el Internet, en tiempos de dictadura y cuando los medios ocultaban, igual que hoy, lo que pasaba en el país y nuestros padres, encendían esos aparatos a tubos y  buscaban en la onda corta las radios extranjeras que describían los allanamientos a las poblaciones periféricas, la nueva condena que el régimen recibía del mundo por la violación a los derechos humanos, etc.

Como no emocionarse cuando la rusa Katia Olevskaia nos decía "escucha Chile" y esos minutos de escucha radiofónica nos confirmaban en nuestra esperanza de que la noche algún día terminaría en nuestro país y que la justicia por fin recuperaría su dignidad raptada por los asesinos.
Con todas las diferencias, de contexto, de motivación y de formación que ha sufrido nuestra sociedad chilena, creo que la creciente influencia de la redes sociales como medio de comunicación entre ciudadanos tiene intranquilo al gobierno, que curiosamente tiene el mismo signo político que tuvo la dictadura, y que a mi modo de ver intenta infundir temor entre los usuarios de estos medios, para alzarse como una suerte de Gran Hermano, claro que a la "shilean way" es decir, desprolijamente, sin alma, refractario a la crítica y autocomplaciente. Como sea, habrá que ver cómo se materializa el sentir ciudadano, quienes serán los nuevos líderes que tomaran esta bandera de expresión ya que la agonizante clase política está prisionera de su discurso y sintiéndose ellos como dueños de la "democracia" aún no aciertan en satisfacer las expectativas de la gente. Se nos viene encima un cambio radical en la forma de generar gobierno y como todo cambio, habrá .que asumir los costos
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